Oriente

 

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 Al decir que tengo costumbre de embarcarme en un viaje cuando se me empiezan a nublar los ojos no faltaría a la verdad. Un mes llevo en casa, un mes de feliz reencuentro con mi Penélope y mis retoños y cuando alzo la vista y contemplo un avión en vuelo me atormento por la eterna desazón de lo remoto. Cual Ulises tras su destierro, traspongo al tiempo en que las sirenas me tentaron entre sus cantos deslizando su sentencia:

“Nosotras sabemos todo lo que ocurre en la Tierra”

Enciendo el televisor para matar el rato y se cuela la noticia del desacuerdo entre Sacyr y La Autoridad del Canal de Panamá y pienso en aquel de Jerez de los Caballeros: el insigne Vasco Nuñez de Balboa que ávido de descubrimientos llego al Pacífico, justo donde se encuentra ahora el Canal, al Mar del Sur en la región de Darién. Vaya tío grande.

La pereza y la indolencia se desvanecen ante una nueva perspectiva de viaje. ¿A dónde este año? Al lejano Oriente….

Rusticano de Pisa mientras Marco Polo estaba preso en Génova tomó nota de sus memorias y escribió el primer libro de la Edad Media que dio una visión real de Asia: el Libro de las Maravillas. Penetró desde San Juan de Acre y la atravesó hasta China.

Cada vez que visito Uzbekistán, me acuerdo del Veneciano. No ha cambiado tanto, no hace falta echar a volar la imaginación para recorrer la Ruta de la Seda. Samarcanda te dejará una eterna impronta. Este año, con Viajes Savitur, iremos hasta en tres ocasiones para que frente a la plaza del Regestán comprendas porqué nunca pudo volver a ser feliz, ni aún en su palacio de Venecia.

Asia, tan inmensa, tan diversa, ocupará una importante de nuestra programación en Savitur durante 2014 porque también hemos programado un viaje a Japón y a unos precios que si no vienes, mejor hazte el “Harakiri”. Está de moda, está a tu alcance.

 Amigo viajero, si llegado a este punto abriendo para ti como estoy las enormes compuertas del mundo de lo maravilloso, aun crees que trato de activarte algún resorte o motivo para embarcarte en esta aventura, te diré que no fui yo, sino que te corroe la misma desazón que a mí, la misma que a Erik el Rojo, la misma que a Alejandro Magno, que, a Livingston, y otros tantos que buscaron más allá de las columnas de Hércules el Fin del Mundo.