Los dogmas …

A mí me gusta escribir, y esta historia (real) quiere salir a través mía. Si molesto a alguien, lo siento y pido perdón. La Verdad es a veces muy dura … mucho peor es taparla.

El domingo pasado, se quiso celebrar la Fiesta del Orgullo en Estambul. Teníamos la tarde libre y al estar nuestro hotel en la zona de la plaza Taksim (lugar de la mayoría de las manifestaciones de mi ciudad favorita), nos encontramos con miles de policías y vallas por todos lados, frustrando nuestro paseo por la calle Istiklal (Calle de la Independencia).

Recept Tayyip Erdogan y su gobernador de Estambul Ali Yerlikaya, dispusieron una prohibición de la marcha y tras detener a más de 200 personas, consiguieron su objetivo.

Raquel y yo en la habitación del hotel, aburridos, decidimos salir, aunque fuera por otros de los bellos barrios de la ciudad. El portero del hotel me dijo que no me acercara a Taksim, y fuera en dirección contraria y a su vez se quejaba porque su casa quedaba dentro del perímetro vallado y tendría que dormir en la calle cuando acabara su turno.

Y entonces me dije … pues yo voy a pasar la valla. Y dando un rodeo enorme, consigo llegar agarrando la mano de Raquel al control de la policía. Vestido de paisano, el que mandaba, a voces y con malos gestos echaba a los turcos que intentaban pasar

-Toon – vamos a dejarlo…

No. Porque hoy se prohíbe esto, y mañana se prohíben las minifaldas y pasado portar una cruz en público.

Con el pasaporte y la tarjeta de mi habitación en la mano, sonrío al oficial y le digo, por favor tenemos que dormir en nuestro hotel.

  • ¿Español? Deme su pasaporte, ¿Su hotel está dentro de la valla? y se pone a mirar la dirección en la tarjeta … me mira y dice : pase.

La calle Istiklal estaba con muy poca gente (y más de la mitad policías) el resto vecinos de la zona. Ciertamente el cerco policial funcionó.

Al rato y tras comprobar que casi todas las tiendas estaban cerradas, conseguimos volver al hotel y en la recepción, nos encontramos con tres personas de mi grupo, llorando a moco tendido. Preocupado nos acercamos a ellas y pregunto si les ha pasado algo. No a nosotras, no. ¿Qué ha pasado pues?

Fuimos a un barrio fuera de la valla, y allí estaba un niño sirio junto a su madre. Estaban pidiendo limosna, mal vestidos, cuando un señor grande con pinta del norte de Europa, sale de un bar totalmente borracho, abre una mochila llena de dinero y se la muestra a la madre rodeando con los brazos al chico y besándolo. La madre sólo miraba el dinero y el niño tenía pánico en el rostro.

  • ¿Y la policía?

Estaban cerca y no hacían nada y nosotras (eran señoras mayores) protestábamos y nadie hacia nada y se fue con el niño calle abajo ….

 

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Ya en la habitación, calmando la tormenta de mi corazón. Reflexionaba yo sobre lo dogmático de este mundo. Todo lo convertimos en dogma para dar un sentido a un mundo que no lo tiene:

 

  • El poder político y religioso turco: prohibiendo lo que entienden fuera de los dogmas del islam y de las normas morales.
  • La policía cumpliendo dentro de un terreno acotado las órdenes y lo que pase fuera, no es asunto mío.
  • El Infeliz abusador, que de su placer hace dogma y derecho. Un auténtico esclavo.

 

El atemorizado Niño … ¿Cuántas veces vejado? Y esa madre que sólo Dios sabrá lo que ha debido de pasar para que se sequen sus entrañas.

 

Y yo queriendo cruzar la valla para defender mi libertad y mis derechos (mi dogma) y que no valen nada porque lo único que nos saca de esta cárcel es “Amar sin dogmas”.