En los últimos 5 años que he tenido la suerte de visitar la Capital de Rusia, me voy sorprendiendo gratamente de su evolución. Una ciudad que ha mejorado en hoteles, restaurantes, y sobre todo que ofrece en está Europa que cada día sorprende menos por su uniformidad, unos museos como el de la Cosmonáutica con una historia al nivel de sus eternos competidores de Cabo Cañaveral pero narrada por unos guías apasionados y orgullosos de su nación, como solo un ruso o rusa sabe estarlo.

Tsiolkovski, el padre de la cosmonáutica. Monumento inmenso realizado en Titanio, fruto de una época en la que la propaganda se nutría de la mayoría de los recursos del estado.

He tenido la suerte de visitar Cabo Cañaveral y son museos muy diferentes pero la visita de este me gustó mucho más.

Lo mejor del Museo …. el orgullo de los que lo explican … amor al sacrificio de tantos hombres y mujeres por desvelar los secretos al Universo

He de reconocer que la visita del Museo del Ejercito, no es del gusto de todos los públicos, aunque si eres estudioso de la 2da Guerra Mundial, gozarás.

En los alrededores de Moscú, no dejar de ver el monasterio de la Trinidad y San Sergio en el pueblo de Sérguiev Posad