Mi grupo estaba cansado. No era para menos, con sólo 4 horas de sueño, después de haber almorzado y bebido alguna cervecita. Todo el día lloviendo y nos tocaba visita del museo del Hermitage.
Muchos añorábamos nuestro sofá, otros con pereza se dirigían al guardarropa, algunos me pedían ayuda con los auriculares que entregamos para que puedan escuchar a la guía en medio de tanta gente.
Elena, nuestra guía en San Petersburgo es una señora en una edad cercana a la jubilación. Filóloga y pedagoga. Es correcta en el trato y tiene la mirada típica de aquellas personas que han vivido y pasado mucho. Detrás de su rostro sereno a veces percibo una tormenta interior. El ruso educado en la URSS en general le cuesta entender al alegre y dicharachero pueblo Mediterráneo.
Yo pensé y me equivoqué: esta Señora parece molesta…. debe ser porque seguimos hablando mientras explica en el bus, o porque esta mañana tuvimos media hora de retraso para salir. El grupo es muy bueno pero esta agotado y en esos momentos pues… no se presta atención.
Sin embargo, comenzamos la visita y milagro. La primera sala por donde entramos era espectacular, pero Elena no se limitó a explicar detalle tras detalle, monótonamente como a tantos he tenido que padecer. NO. Ella era Catalina la Grande que estaba confesando a unos buenos amigos porqué decoró esta sala así y la otra asá. Y de repente nuestra guía se transformaba en la amante de Rembrand que nos contaba porqué el genial pintor flamenco se había autoretratado como San José y en la otra sala era el ceramista que construyó aquel jarrón inmenso y se quejaba de las dificultades que tuvo en el momento de la cocción. Cada obra tenía mil historias personales intrincadas del suelo al techo de cada planta del palacio. Todo cobraba coherencia, se unificaba desde un millar de matices en una única fórmula, el amor a la belleza, al arte.
Dos horas después, se acabó la visita, volvieron a doler espaldas y pies, retornó el sueño, y el cansancio, percibimos las ropas mojadas y también regresó el rostro de Elena, esa guía poco simpática con mirada de haber pasado mucho en la vida…
En Rusia con Viajes Savitur.